Es como una recepta tienes los ingredientes y la composición.
Mezclas un momento inoportuno con una persona inoportuna.
Dos dosis de estrés y un poquito de incomprensión.
También puedes añadir una pelea con la mejor amiga.
Puedes llorar de dolor, de alegría, de furia, de impotencia.
Hay muchas razones, pero casi nunca es prohibido.
Todas estas emociones mezcladas llegan a tener efectos no solo emocionales sino físicas también.
Primero sientes un dolor en el pecho.
Después el corazón te late con fuerza.
Sientes una impotencia por dentro y no quieres que esto se note.
Intentas ponerte seria pero sabes que una sola palabra puede liberar la lágrima que empuja con fuerza detrás del rincón del ojo.
Gritas queriendo mostrar que eres fuerte, pero una vez te das la espalda sientes que ya es imposible impedir el rio que ya sientes corriendo por las mejillas.
Dices que esto no es llorar que tal vez es el mosquito que acaba de pasar por delante de tu cara. Pero en el fondo te sientes libre. De la tensión, de ti misma.
En realidad hace tiempo que no llorabas.
Thank you, Diana.
[p.s: Numai tu puteai sa ai asa idei :P :D]
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